LOS DAÑOS DE LA DANA EN EL REGADÍO VALENCIANO

Cinta transportadora_ Arrancada con base de cemento y deformada_11zon_11zon

Las infraestructuras de regadío desempeñan un papel fundamental en la gestión y distribución eficiente del agua en las comunidades de regantes de la Comunidad Valenciana, una región caracterizada por su alta dependencia de los recursos hídricos para la agricultura.

En los últimos años, sin embargo, la vulnerabilidad de estas infraestructuras se ha visto exacerbada por fenómenos meteorológicos extremos, especialmente aquellos asociados a las lluvias torrenciales e inundaciones repentinas, las cuales provocan graves daños en los sistemas de riego y afectan directamente tanto a la producción agrícola como a la economía local y al bienestar de las comunidades dependientes del sector.

Este artículo se centra en el impacto que la reciente DANA ha tenido sobre las infraestructuras de regadío en muchas entidades de riego de la provincia de Valencia, tratando de reflejar el alcance de los daños en canales, acequias, balsas y otras instalaciones esenciales.

Cabe señalar que la situación en muchas áreas es de extrema gravedad y el paso brutal del agua ha causado daños significativos en las comunidades de regantes a todos los niveles. Actualmente, el acceso a una gran parte de las infraestructuras resulta prácticamente imposible, lo que dificulta enormemente la inspección de los distintos sistemas eléctricos, de distribución y de riego. En este contexto, la imposibilidad de verificar el estado y funcionamiento de los equipos agrava la situación de incertidumbre. Por ello, todavía deben pasar días y semanas para poder realizar una evaluación exhaustiva y precisa de los daños, gestionar adecuadamente las necesidades de reparación y restauración que requieren las instalaciones y asegurar el correcto funcionamiento del sistema de regadío en beneficio de todos los regantes de la región.

Entre las entidades de riego más afectadas se encuentran las comunidades de regantes que gestionan el suministro y distribución de agua para riego en áreas como l’Horta Sud, la Ribera Alta, la Ribera Baja, la Hoya de Buñol-Chiva, la Plana Utiel-Requena, los Serranos, Camp de Túria… Los sistemas de distribución, como acequias y canales, que son fundamentales para llevar los recursos hídricos a los cultivos y a otras zonas, han desaparecido o han sufrido daños en sus estructuras debido a la fuerte corriente y el arrastre de sedimentos. Tuberías primarias, hidrantes, cabezales, compuertas y tomas, también han registrado graves roturas.

Además, la acumulación de agua, residuos y material arrastrado ha bloqueado muchos tramos, lo que impide el paso y aumenta el riesgo de futuros problemas. Las infraestructuras de regadío que siguen en pie, ya de por sí deterioradas en algunos casos, ahora presentan grietas, desprendimientos y obstrucciones que dificultan la operatividad normal del riego.

Por si fuera poco, también se debe señalar la anegación de los campos y terrenos agrícolas, dañando o destruyendo cosechas enteras. Además, el exceso de agua compacta el suelo, dificulta el drenaje y puede alterar la composición de nutrientes.

De este modo, el impacto para los regantes es muy significativo, ya que la destrucción y/o paralización de los sistemas afecta directamente a familias y a la actual temporada de cultivo, amenazando también el rendimiento de las cosechas en los próximos meses. El valor económico de los daños en las infraestructuras del regadío valenciano asciende a 190 millones de euros. Tal y como se ha señalado anteriormente, muchas comunidades todavía no han podido cuantificar sus averías y percances, por lo que se prevé que la cifra total real esté entre los 200 y los 250 millones de euros, afectando a más de 40.000 hectáreas de riego.

Entre las entidades que han podido facilitar datos preliminares y aproximados del valor económico de los daños, destacan la Comunidad General de Usuarios del Canal Júcar-Turia, con 18.6 millones de euros; la Comunidad de Regantes Las Cuevas de Utiel, con 7.6 millones de euros; la Acequia Real del Júcar, con 5.6 millones de euros; la Comunidad de Regantes Horasa de Turís y Alborache, con 4.7 millones de euros; la Comunidad de Regantes Vega de San Antonio de Requena, con 3.3 millones de euros; la Comunidad de Regantes Acequia Mayor de la Extinguida y Villa de Corbera, con 2.8 millones de euros; la Comunidad de Regantes de la Acequia de Favara, con 1.3 millones de euros y la Comunidad de Regantes de Cullera, con 1.1 millones de euros.

Así, los efectos de esta catástrofe han sido devastadores, incluyendo averías de todo tipo en las redes de distribución e instalaciones de las comunidades de regantes: desde la destrucción y desaparición de acequias, canales y azudes, hasta la inutilización de sistemas eléctricos, bombeos y muchos otros desperfectos.

De este modo, es fundamental que la administración intervenga con urgencia para reparar el campo valenciano. Este desafío requiere apoyo estructural inmediato para restaurar las infraestructuras destruidas y dañadas, facilitar el acceso a ayudas económicas y asegurar la peritación de todas las averías. Los regantes necesitan ayuda para recuperarse de todo el daño sufrido y poder volver a llevar a cabo su indispensable trabajo.