El Día Mundial de la Agricultura, celebrado cada 9 de septiembre, nos invita a reflexionar sobre el papel crucial que este sector desempeña en el bienestar de las sociedades y en el desarrollo sostenible. En el caso de la Comunidad Valenciana, la agricultura ha sido un pilar económico y cultural desde hace siglos, con un protagonismo especial de la agricultura de regadío, que ha dado forma al paisaje, la economía y las tradiciones locales.
La Comunidad Valenciana es un ejemplo emblemático de cómo la agricultura de regadío ha transformado el entorno y ha permitido prosperar en una región donde la escasez de agua es una realidad constante. Desde la época de los romanos y, sobre todo, tras la llegada de los musulmanes en el siglo VIII, el sistema de acequias y huertas valencianas ha sido un referente de aprovechamiento hídrico.
La Acequia Real del Júcar, la Real Acequia de Moncada o los Tribunales de las Aguas de la Vega de Valencia y de Orihuela, son instituciones que llevan siglos operando como autoridades en la gestión del agua para la agricultura, demostrando la relevancia histórica de estos sistemas. Gracias a estos ingeniosos métodos, las tierras del litoral valenciano se convirtieron en fértiles zonas de cultivo.
El clima mediterráneo, caracterizado por veranos secos y cálidos e inviernos templados, ha favorecido el desarrollo de cultivos de regadío que son fundamentales para la economía valenciana. Entre los principales productos se encuentran los cítricos, especialmente las naranjas y las mandarinas, que han sido durante décadas el emblema de la agricultura de la región y uno de sus productos de exportación más conocidos a nivel mundial. De hecho, Valencia se asocia internacionalmente con la imagen de la naranja, símbolo de calidad y tradición.
Otros cultivos destacados son las hortalizas, como los tomates, pepinos, lechugas y berenjenas, así como la alcachofa, que tiene un papel preponderante en la huerta alicantina. La presencia de la vid y los olivos, aunque asociados también a sistemas de secano, ha crecido de manera importante gracias al riego controlado, lo que ha permitido mejorar la calidad de los vinos y aceites producidos en la comunidad.
En las últimas décadas, la agricultura valenciana ha experimentado una modernización significativa en sus sistemas de riego, adoptando técnicas más eficientes y sostenibles. Los sistemas de riego por goteo, que permiten un uso mucho más racional del agua, se han convertido en una de las soluciones más empleadas. Estos sistemas optimizan el consumo, lo que es vital en una región con problemas crónicos de escasez hídrica.
La digitalización y la innovación tecnológica han permitido a los agricultores controlar mejor el riego, ajustándolo a las necesidades exactas de cada cultivo y minimizando el desperdicio de agua. Esto no solo mejora la productividad de las tierras de regadío, sino que también reduce el impacto ambiental, contribuyendo a la sostenibilidad de las explotaciones agrícolas.
A pesar de los avances, la agricultura de regadío en la Comunidad Valenciana se enfrenta a retos importantes. La creciente escasez de recursos hídricos, agravada por el cambio climático, es una preocupación constante. La sequía prolongada y la competencia por el agua con otros sectores como el turismo y la industria están poniendo a prueba la capacidad del sistema agrícola para seguir siendo rentable y sostenible.
Además, el envejecimiento de la población rural y la falta de relevo generacional en el sector agrícola amenazan la continuidad de las explotaciones tradicionales. Sin embargo, también hay grandes oportunidades. La apuesta por la agricultura ecológica y la incorporación de jóvenes agricultores con formación especializada abren la puerta a una transformación del modelo agrícola que priorice la sostenibilidad, el uso eficiente de recursos y la innovación.
El enfoque en la sostenibilidad es, sin duda, uno de los pilares sobre los que se apoya el futuro de la agricultura de regadío valenciana. La reducción del uso de pesticidas y fertilizantes químicos, el aprovechamiento de las energías renovables en las explotaciones agrícolas y la implementación de buenas prácticas ambientales son claves para afrontar los retos de un sector que, aunque tradicional, está en constante evolución.
La Comunidad Valenciana está apostando por la conservación del entorno agrícola, no solo por su valor económico, sino también por su importancia cultural y social. Las huertas valencianas, además de proporcionar alimentos, son paisajes históricos que constituyen un símbolo de identidad para la población.
En este Día Mundial de la Agricultura, el regadío de la Comunidad Valenciana merece ser celebrado como un ejemplo de resiliencia, ingenio y adaptación a un entorno difícil. Si bien se enfrenta a retos significativos, sus profundas raíces históricas y su capacidad de innovación lo posicionan como una actividad clave para la región y un modelo de sostenibilidad en el contexto de la crisis climática actual.
Con la mirada puesta en un futuro más verde y sostenible, la Comunidad Valenciana sigue siendo una referencia en el aprovechamiento responsable del agua, manteniendo vivo el legado de generaciones de agricultores y regantes que han sabido transformar el paisaje y alimentar a millones de personas.
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Me parece importante que tengan en cuenta a todas las comunidades de regantes de la Federación y en esta nueva etapa se pudiera dar respuestas […]
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